Breve historia de la manipulación de bolas

O la batalla de las Excélsior


Existe una disciplina mágica que consiste en manipular bolas de billar haciéndolas aparecer, multiplicar, cambiar de color y forma e incluso desaparecer. Es un arte relativamente joven, tendrá unos 120 años, quizá parezca mucho tiempo, pero comparado con otras disciplinas como la cartomagia, cubiletes o magia con cuerdas, que tienen más de 500 años, no lo es tanto. A causa de su juventud, deberíamos poder trazar fácilmente una historia desde su creación hasta nuestros días, conociendo quién fue el creador y los magos que trabajaron arduamente hasta su desarrollo.

La primera rutina de manipulación de bolas de billar fue concebida por el genial inventor y hacedor de misterios Buatier da Kolta. La fecha exacta se desconoce, en ningún libro nos dice cuándo la creó exactamente y por el momento no se ha recuperado ningún cartel de los espectáculos del francés en el que anuncien el efecto, si lo tuviéramos podríamos ver la fecha aproximada. Pero gracias a los libros del profesor Hoffmann podemos saber que la creó entre 1876 y 1890. En 1876 el profesor Hoffman publica  su obra magna Modern Magic, este libro es un tratado que incluye casi todos los efectos de magia de la época. Cualquier cosa no publicada quería decir, sobre todo tratándose de grandes magos, que no existía.  En este libro no está la rutina de Buatier. Pero en More Magic publicado en 1890 sí aparece, anunciándolo como un efecto nuevo, con lo cual, Buatier, debió crear el juego años después de la aparición del primer libro de Hoffmann. El profesor  da una descripción detallada del nuevo efecto. Es una pieza realmente exquisita, el mago completamente remangado produce una bola de billar de un pañuelo prestado por un espectador. Tras mostrarla y comprobar que es una bola de billar real, realiza varios pases, haciéndola desaparecer y reaparecer con gran virtuosismo. En un instante hace notar que en todo juego de billar hacen falta tres bolas, con una solo no se puede jugar. Así pues, multiplica visualmente la bola en tres. Concluye el efecto afirmando que el billar es recomendable en otras salas más que en estos tablados y las hace desaparecer limpia y completamente.

Antes de la publicación de esta rutina, no existía la manipulación de bolas y cuando se hablaba de ellas, se entendía que se hacía referencia a la copa y la bola. Este juego consistía en que, de una copa de metal con una tapa se sacaba una bola. Se hacía desaparecer y se comprobaba que había vuelto a su lugar de origen. Pudiéndose hacer a la inversa, la bola se dejaba en la copa, tras un pase desaparecía y volvía aparecer de la oreja de un espectador.

Tras la aparición escrita de la rutina de Buatier, los magos, ávidos de nuevos misterios comienzan a crear sus propias versiones del efecto. Uno de ellos es August Roterberg. Este mago nacido en Austria había emigrado con su familia a Estados Unidos, asentándose en Chicago, donde, más adelante, monta una tienda de magia, en la que vendía secretos a magos profesionales. Cinco años después de la publicación del libro de Hoffmann  More Magic crea una versión personal y la publica en su libro The modern Wizard (1895). Es una versión bastante normal, que no destaca por su construcción, una rutina más y se hubiera quedado en eso, si no hubiera sido porque un año más tarde en 1896 publica una nueva versión en su libro Latter Magic Tricks. En esta versión descubre nuevos usos para la cascarilla, además sigue la línea de la rutina original de Buatier, pero permite mostrar las tres bolas por ambos lados cosa que en la otra no se podía. August sigue trabajando en la rutina y finalmente saca un manuscrito en 1898 llamado Las bolas excélsior  en el que crea la versión definitiva. Es una versión limpia, mucho más bella estéticamente y con un uso más inteligente de los elementos. Logra una manera visual y muy fácil de realizar la producción de una bola y hacerla desaparecer. Además, establece una posición iconográfica que es repetida hasta el día de hoy por todos los manipuladores de bolas. El mago dando su perfil izquierdo, con el brazo derecho extendido y cuatro bolas entre sus dedos. En este manuscrito viene además todo el material listo para practicar el efecto y poder realizarlo.

Rápidamente, el nuevo método es adoptado por todos los magos y se convierte en best seller de la magia, siendo incluida en las cajas de magia que se regalaban a los jóvenes que se querían iniciar en la magia. Hay pues, un antes y un después desde la aparición de la rutina comercializada por Roterberg. La manipulación de bolas ha seguido evolucionando, grandes maestros como Downs, Cardini o Benson han creado magistrales piezas, en las que las bolas cambiaban de color, aparecen hasta doce o trece bolas e infinidad de pases para lograr el efecto. Todo habría quedado así, si no fuera por la aparición en escena de George F. Wrigth.


En 1948, en la revista mágica Linking Ring aparece un artículo escrito por John Braun en el que da un rápido repaso por la historia de la manipulación de bolas y da voz a George. Este asegura ser el creador de la multiplicación de bolas excélsior. Desde muy joven había sentido atracción por la magia, llegando a trabajar como asistente del gran mago Americano Harry Kellar. Más adelante entra en la tienda de Roterberg, en Chicago como vendedor. Preparaba los aparatos, los escaparates y hacía demostraciones de los productos a los clientes. Cierto día, recibe un gran set de la copa y la bola desde Austria. Debido al cambio de humedad, algunas  de las copas, se despegaron dejando una cascarilla y una bola suelta. Comienza a jugar con los elementos y crea el conocido pase de multiplicación atribuido a Roterberg. Animado por lo que acaba de descubrir, trabaja en una rutina que le muestra al propio August. Pero este, según George, le dice que no está interesado y que se dedique a hacer la labor para lo que ha sido contratado. Un día, entra un cliente a la tienda en busca de algo nuevo y tras mostrarle diversas cosas, decide atrevidamente hacerle su versión de multiplicación de bolas, este queda tan impresionado que exclama

-Eso es buenísimo- le dice asombrado el cliente

George se da cuenta que tras la puerta de la trastienda estaba el propio Roterberg observándolo. Complaciente le dice que está bien pero todavía no está listo para el mercado y al tiempo, empieza a comercializarlo en su tienda bajo el nombre Excélsior Multiplying balls.

Por si fuera poco interesante la historia, y para Rizar el Rizo entra en juego un nuevo elemento. Un año después, el mentalista y editor del Tarbell Ralph Walter Read, da una conferencia sobre historia de la manipulación de bolas en Los Ángeles, en la que habla de los orígenes y evolución de la misma. En ella afirma que el creador del movimiento maravilloso de las bolas que permite fácilmente duplicar o desaparecer una bola es Williard Robinson.

Entonces, ¿Fue realmente Roterberg el creador del movimiento mágico? ¿Debemos creer a George F. Wright? ¿O fue Williard? La verdad que es difícil responder con tan poca información, en realidad solo podemos lanzar hipótesis como si fuéramos Sherlock Holmes. Pero tratemos de centrarnos en lo que sí sabemos es cierto. Roterberg siempre fue un amante de la manipulación de bolas, puesto que sacó varias versiones y a cada cual mejor. La segunda es un excelente ejemplo de superación de la primera y estudio de los elementos.

La historia que cuenta George en Linking Ring, es muy bonita, pero tiene cosas que no encajan. Dice que es el inventor de la rutina que publicó Roterberg pero no acusa de nada, no deja claro si se la copio, o si le pagó por incluirla en el catálogo o qué pasó, deja al lector que ponga el resto. Por otro lado afirma crear la rutina de forma casual al descubrir un set de copa y bola defectuoso. Juntó una cascarilla de ese juego que se había despegado con una bola y probando se dio cuenta de que la cascarilla si cubría la bola parecía una bola sola pero si estaban una al lado de la otra parecían dos bolas. Esto es lo más curioso, porque se asombra del uso de la cascarilla cuando ésta fue inventada por Buatier mucho antes que él empezara a trabajar en la tienda de Roterberg y además, cuando él estaba allí trabajando, la tienda estaba llena de cascarillas y bolas, puesto que ya estaba publicada la segunda rutina de Roterberg y las vendía juntas. Así pues, afirma inventar algo que ya existía en la tienda y era un producto estrella.

Finalmente tenemos a Ralph Walter Read que afirma que el creador es Williard que nunca reclamó haber creado el efecto, lo cual no quiere decir que no lo haya inventado. Ralph compró la tienda a Roterberg, en 1908. Siendo el dueño, sería lógico pensar que supiera quién fue realmente el creador del artículo mejor vendido de la tienda, las Excélsior. Y parece que así fue, Williard vendió la técnica básica de aparición de una bola usando la cascarilla a Roterberg y luego este construyó la rutina que comercializó en su tienda

Pero son suposiciones, a falta de más pruebas solo podemos especular. Pero y tú, ¿qué piensas?

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