Houdini, Kleppini
y
el candado francés de letras

A principios del siglo 20 el gran escapista americano Harry Houdini comenzó a realizar giras fuera de los Estados Unidos, primero en Inglaterra y luego continuó por toda Europa. En 1902 firma un contrato con el Circo germano Corty Althoff, creado por Pierre Corty en 1853 e inicia una nueva gira por los países bajos. Este circo ambulante, en sus inicios era de origen muy humilde pero en 1884 se asocia con Dominik Althoff propietario del circo Althoff y sufre una gran evolución convirtiéndose en el circo alemán más importante de Europa. En la época de máximo esplendor contaba con más de 140 artistas de renombre, 130 caballos, 50 bailarines, una orquesta y una carpa con capacidad para 3500 espectadores. Además, contaba con sus propios artesanos para la construcción de aparatos y muebles, cerrajeros e incluso un propio cuerpo de bomberos para proteger su inversión del fuego.

Houdini, en junio de 1902 realizaba sus asombrosos escapes mientras el circo giraba por Holanda. Una tarde al terminar su función, recibe una carta desde Dortmund. Al abrirla lee:

Querido amigo, te adjunto un recorte de periódico que han publicado aquí en Alemania, puesto que sé que estás de gira por Holanda, comprendo que la noticia es falsa.
Recibe un cordial saludo de tu amigo
Helmut

Houdini miró con curiosidad el periódico que rezaba en grandes letras


Kleppini se escapa de Houdini
El gran artista Engelberto Kleppini, que actualmente se encuentra de gira por Dortmund con el circo Sidoli ha ganado al americano Houdini en su propio juego. El americano retó a Engelberto a que no sería capaz de escaparse de sus propias esposas, no sólo lo logró, sino que cuando Houdini fue atado por Kleppini, este no logró evadirse, teniendo que salir de escena con el rabo entre las piernas por su bravuconada.

Houdini, no pudo evitar sentir dañado su gran orgullo, una cosa era anunciarse con grandes titulares inflados, tal como el hacía y otra cosa distinta era faltar claramente a la verdad diciendo cosas que no eran ciertas. Nada más leer la carta, fue a hablar con el director del circo Althoff que en ese momento era Pierre.

-Mire lo que acabo de recibir Señor Pierre, cómo se puede ser tan embustero- dijo Houdini indignado mientras le entregaba el recorte de periódico.

Pierre Althoff, leyó con detenimiento el artículo y negando con la cabeza le respondió

-No se preocupe Houdini, estas cosas pasan, hay gente que no tiene escrúpulos a la hora de promocionarse, le comprendo, pero no le dé más importancia. Ya iremos de gira por Alemania y podrá defenderse-

- ¿Cómo que ya iremos? ¡No! yo tengo que ir ya y obligarle a desmentir la noticia, es una cuestión de honor-

-Pero, no puede ir ahora, estamos de gira, hay unos contratos que seguir, no podemos paralizar la gira-

-No puede ser, mi honor está en entredicho y tengo que ir-

-Pero Houdini, en este circo no sólo trabaja usted…-

-Lo siento, Pierre, entiéndame, preferiría finiquitar el contrato con usted ahora mismo e irme a Dortmund, aunque me quede sin gira-

Pierre, comprendió perfectamente la amenaza de Houdini, o le dejaba ir o rescindiría el contrato quedándose sin la gran estrella en el circo. -Por algo es el maestro del escape- pensó... así pues a regañadientes y sin otra opción le respondió de mala gana.

-Está bien, está bien… tiene cinco días Houdini. Cinco días, ni uno más, vaya haga lo que tenga que hacer y vuelva en cinco días-

Houdini, no perdió ni un solo segundo, y al día siguiente muy temprano partió en busca de Kleppini. Realizó una parada en Essen a unos 40 kilómetros de Dortmund donde acudió a un barbero para que le pusiera un bigote falso y le cambiara el pelo para que pareciera una persona mayor. Una vez cambiado su aspecto, continuó el viaje en busca de Kleppini. Llegó al circo Sidoli, andando lentamente, metido completamente en su papel de anciano. Entró en la carpa mucho más pequeña de la que él trabaja con pocos espectadores.


Tras hacer sonar unos acordes la orquesta apareció Kleppini, era una persona de estatura media, tenía el pelo negro y engominado, con la raya en el medio. Un cuidado mostacho daba un toque de color a su cara. Sus rasgos eran comunes, los ojos pequeños de ratón y las orejas un tanto separadas le hacían parecer un tipo raro. Vestía un traje de cuello alto con un pañuelo largo y chaleco. Con las mangas remangadas, tal como se presentaba el propio Houdini para mostrar que no ocultaba ninguna llave o herramienta para evadirse en ellas. Nada más salir a escena, completamente estirado y sujetando su chaqueta con las manos empezó a decir.

-Damas y caballeros, mi nombre el Kleppini, como saben por la prensa recientemente he vencido al propio Houdini evadiéndome de sus propias…-

-Nicht Wahr[1]- se escuchó entre bastidores

-… maneras, perdón digo de sus propias esposas…-

-Schwindler[2]- volvieron a decir

- ¿Cómo puede decir eso? - gritó descentrado Kleppini mirando al público sin saber exactamente quien le hablaba. En ese momento una persona se acercó al centro de la pista mientras decía en voz alta.

-Lo sé, sé que miente porque miren…- En ese momento el espontáneo muy teatralmente se quitó el bigote y arregló el pelo mientras finalizó la frase -Soy el propio Houdini-

Houdini había aparecido en escena de la forma que le gustaba, dramáticamente. Enseguida comenzó a vociferar que los titulares de los periódicos eran falsos y que nunca había tenido lugar tal encuentro, pero que estaba encantado de presentarle un desafío.

-Damos y caballeros, ofrezco 5000 marcos alemanes a Kleppini si es capaz de escapar de las esposas que yo le ponga y además yo seré capaz de escapar de su famosa Picota China y para que vean que voy enserio aquí tengo, 5000 marcos- Dijo mientras mostraba un gran fajo de billetes.

El público estaba encantado, comentaban entre ellos, unos gritaban -Adelante Kleppini, acepta el reto- Otros -Bravo Houdini- era un verdadero gallinero. Houdini había logrado levantar y entusiasmar al público presente. Finalmente apreció el director del circo y el agente de Kleppini, para calmar a los presentes. Houdini tomó asiento y la función continuó su curso.

A la mañana siguiente, Herr Reutter, el manager del circo se presentó en el hotel donde se alojaba Houdini. Reutter era un tipo regordete, con un traje elegante, grandes patillas y bastón. Este le ofreció hacer un nuevo reto, distinto al que había presentado. Houdini se negó, alegando que tenía que cumplir el que él le había puesto. Tratando de sacar información, le preguntó si usaría las esposas con letras francesas a lo que Houdini respondió que posiblemente. Reutter, le pidió que permaneciera un día más en el hotel sin dejarse ver para hablar con Kleppini y en breve le darían una respuesta. Y así hizo, estuvo todo el día encerrado en su habitación descansando y limpiando todas sus esposas y candados preparándose para el duelo. La mañana siguiente desayunó en la habitación divertido leyendo las noticias de los periódicos.

Houdini me ha retado y seré capaz de escaparme de cualquier esposa que me ponga”

Kleppini, trató de visitar a Houdini, pero este se negó a recibirle en el Hotel así que nuevamente Herr Reutter volvió para preguntarle qué esposas usaría. Houdini, le mostró las esposas francesas de letras. Estas esposas usaban un código alfabético para abrirse, había que mover las letras de los cilindros hasta dar con la palabra que las abría, si la conocías éstas se abrían. Tras examinarlas y como cualquier cosa le preguntó.

- ¿Y qué palabra las abren? -

Incrédulo ante la pregunta Houdini respondió

-Si se lo digo, ¿no le dará la clave a Kleppini?-

El manager del circo Sidoli, solemnemente levantó la mano y frunciendo el ceño, dando la impresión de ofendido respondió.

-Por supuesto que no. Le doy mi palabra de honor- a lo que añadió -Estaría bien y diría mucho de usted si pudiera prestármelas para mostrárselas al director del circo. Siempre la gusta ver estas cosas…-

Houdini, cruzó los brazos llevando los dedos a los labios como meditando la respuesta. Finalmente respondió

- ¿Y me promete, también que no se las mostrará a Kleppini? -

-Por supuesto que no. Soy un caballero, jamás faltaría a mi palabra. Le doy mi sincera palabra de honor y de caballero que Kleppini ni sabrá la clave ni examinará las esposas. Solo le diré que utilizaremos este modelo. Esto es un desafío serio, nada de trampas-

-Está bien, la clave es Clift[3]-

Tras hablar un rato, el manager salió de la habitación, citando a Houdini para la noche del día siguiente en el circo para que tuviera lugar el reto.

Al día siguiente, el 20 de junio de 1902, a las nueve en punto, el circo Sidoli estaba lleno de espectadores y prensa a más no poder. Todos querían ver el gran desafío y saber si Kleppini lograría escaparse. En la pista había una pequeña mesa de madera y justo al lado un biombo de madera con unos bellos dibujos. Lo utilizaría Kleppini durante el desafío, se colocaría detrás, sin que nadie pudiera verle e intentaría escapar. La función empezó como era habitual, la música sonó y escapista alemán hizo su aparición en escena.

-Damas y caballeros, todos saben que Houdini se ha atrevido a desafiarme, afirmando que no sería capaz de evadirme de unas simples esposas. Bien, esta noche, le demostraré cuán equivocado estaba y como las gastamos en Alemania-

El director de pista entonces, presentó a Houdini que hizo aparición en escena con un maletín de cuero. Lo dejó en la mesa y sacó 20 esposas distintas y le invitó a su rival a que eligiera. Una de ellas, era la que Houdini le había entregado a Herr Reutter el día anterior. Kleppini se lanzó como un pavo real, a las esposas de letras francesas. Las tomó, se las puso y se ocultó detrás del panel de madera para intentar quitárselas lo antes posible. Cuando hubieron pasado dos minutos, Houdini gritó al público.

-No os fieis ha dicho que estaban cerradas las esposas, pero en realidad no lo estaban, ya veréis como sale enseguida y dice que las ha abierto, pero no es cierto, ya estaban abiertas-

Acto seguido, salió Kleppini, muy solemne y se pasó por la pista mostrando que sus esposas francesas estaban realmente cerradas. Houdini se quedó impávido. Kleppini entonces, volvió al centro de la pista y levantando las manos, mostrando los hierros que aprisionaban sus manos gritó

-Abriré estas esposas, he desafiado a Houdini a que me encerrara. Le mostraré que somos nosotros, los alemanes, los que lideramos el mundo-

Al decirlo miró a Houdini maliciosamente. Este le contestó

-Damas y caballeros, pueden todos irse a casa a descansar, no pongo unas esposas a nadie si no sé qué no se puede escapar. Aunque lo intente hasta el día del juicio final no lo logrará. Pero, a pesar que el circo cierra a las 22:30 permitiré a Kleppini que esté hasta las 2:30 intentándolo-

Kleppini, seguro de sí mismo, sonrió sonoramente y se escondió tras el diván. El tiempo empezó a pasar a la media hora de haberse ido, Houdini salió de escena y volvió con una silla y un periódico, se sentó y comenzó a leer tranquilamente. A las 22:30 comenzaron a irse los primeros espectadores cansados de esperar. El empresario del teatro entonces pidió al ballet que saliera a hacer algo e impedir que se fueran. Pero a las 23:15 ya era tarde, casi todos se habían ido. Quedaban unos pocos, los periodistas, algún espectador dormido y otros que se divertían bebiendo de una botella de licor. El director, Herr Sidoli, enfurecido ordenó a los ayudantes de pista que sacaran de escena a Kleppini. Estos movieron el diván y este salió corriendo en dirección al despacho del manager a esconderse. Esto provocó que la gente dormida se despertara y los que estaban fuera del circo volvieran a entrar. Houdini abandonó la pista y esperó en la puerta del despacho del director.

Sobre la una de la mañana, Sidoli entró en la habitación a preguntarle si se rendía ante el desafío. Cosa que hizo. Le pidieron a Houdini que por favor las abriera, pero solo lo hizo ante la presencia de tres testigos; Sidoli, Reutter y un periodista. Kleppini al entrar Houdini, murmuró desesperado sin entender

-Tengo la clave Cleft puesta-

Ante el comentario Houdini rió. Tomo las esposas y movió las letras hasta que se leyó Fraud[4] y estas se abrieron.

-No sé si saben que estas esposas, pueden cambiar la clave a su antojo, es muy fácil, solo hay que mover las letras que uno quiere poner estando abiertas y luego apretar aquí- Houdini acompaño sus palabras con una explicación gráfica de cómo funcionaban. -Cuando las tomé para dárselas aprovechando que se estaba pavoneando en el escenario y cambié la clave. De todos modos, son unas esposas fáciles de abrir, solo hace falta un muelle colocado longitudinalmente para poder abrirlas. Es una lástima que no lo supiera Kleppini-

De esta forma, Houdini, no sólo se dio publicidad y reparó su dañado orgullo de artista, sino que ganó la cuantiosa cantidad de 5000 marcos alemanes de la época.

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Bibliografía consultada
Handcuff Secrets por Harry Houdini Edición George Routledge & Sons


[1] En alemán, No es cierto
[2] En alemán, Timador
[3] Llave en alemán
[4] Fraude en inglés

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